de Dolores Alexandre

Una banda sonora de rumores rodeó a Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y siguió extendiéndose, imparable, después de su resurrección.

Su presencia y sus palabras habían despertado interrogantes y expectación y puesto en pie la esperanza de tantos hombres y mujeres, que un tejido sonoro nacido del asombro acompañó en seguida su caminar entre nosotros. Era una onda expansiva que avanzaba por ondas concéntricas y contagiaba cada vez a más gente que necesitaba hablar de ello, contarlo, interpretarlo, comunicárselo a otros. Son palabras que, para dicha nuestra, han llegado hasta hoy y nos siguen alcanzando si estamos dispuestos a emprender la aventura del seguimiento.

En Jesús, el tiempo de Dios se ha acercado y su Reino nos está rozando. Volvemos a escuchar algo de lo que decían de Él.